domingo, 29 de junio de 2008

Geertz: Notas

Geertz plantea la dificultad que hay en la objetividad de un estudio antropológico. Es complejo para el antropólogo como hombre “impregnarse” con elementos del objeto de estudio y, acto seguido, construir una descripción objetiva. Resulta contradictorio pensar que un escrito que vacila entre la objetividad y la subjetividad pueda ser leído como un texto científico, ya que tan sólo en el establecimiento de la firma del estudio etnográfico, se impone una impronta personal que choca con el fin de retratar una cultura tal cual es. Incluso la propia observación está condicionada: la posición del antropólogo frente a lo que ve, cómo lo ve, qué busca en la observación, cómo la describe y cómo la inscribe. Todo aquello, todas las preguntas, observaciones, contrastaciones y conclusiones corren el riesgo de develar la posición del antropólogo como hombre y no como estudioso.
Para hablar más claramente, la problemática que aquí se plantea el autor es que resulta práctica y simplemente imposible estudiar formas humanas sin ser humano, como también producir ciencia objetivamente y separándose de la propia subjetividad, aunque ¿debería ocurrir lo contrario, cuando de lo que aquí se trata es de producir un texto científico? ¿Cómo retratar una investigación -basada en el contacto humano- de manera fríamente científica? Dice Geertz: “La dificultad está en que la rareza que supone construir textos ostensiblemente científicos a partir de experiencias claramente biográficas, queda totalmente oscurecida (…). Encontrar a quien pueda construir un texto que se supone debe ser al mismo tiempo una visión íntima y una fría evaluación es un reto tan grande como adquirir la perspectiva adecuada y hacer la evaluación desde el primer momento”.
Entonces, ¿cómo juzgar a un etnógrafo?: ¿es un escritor?, ¿es su producción realmente objetiva, con un perfil científico? Dilema a mi entender irresoluble, se presenta ante mí como algo que me sobrepasa. ¿Cómo hacer una descripción objetiva sin ser quien uno es? Es imposible. Quizás una vía plausible para ello sea dejar que las ideas fluyan, olvidarme de la posición que tengo frente a lo que observo, y simplemente mirar, presentir, dejarme empapar por lo ajeno. Y escribir.

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