domingo, 29 de junio de 2008

“Los mares del sur”, de Cesare Pavese

En una notable descripción de hermosos paisajes, (“La cumbre está cercana, van aumentando en torno el susurro y el silbido del viento…”) un personaje relata el reencuentro con un familiar que vuelve de un viaje que dura muchos años, y a partir del cual otros familiares hasta lo dan por muerto. (“…mas todos coincidieron en que, si no había muerto, moriría”). Parece haber una cierta admiración, o desconcierto quizás, de parte del protagonista, que ve en su primo a alguien diferente, que regresa de un viaje que lo hace hombre: “Mi primo regresó cuando acabó la guerra, gigantesco, entre unos pocos”.
Ese primo, que parte años atrás en busca de nuevos caminos, se sabe distinto y, por consiguiente, choca con las ideas rasas de un pueblo del que se aleja, pero al que regresa porque es parte de él. “(…) Debí darme cuenta que aquí bueyes y gentes son una misma raza”. En su accionar indiferente frente a quienes lo juzgan por haberse ido y por el estilo de vida que lleva, busca ahora una vida estable, signo de maduración o de haber aprendido en su viaje. En una continua charla con el protagonista, el viajero busca transmitirle al relator las lecciones que rescata de su extensa ruta, por lugares que – gracias a los dones que poseen - le enseñan algo en particular. El protagonista puede ver que el crecimiento personal no necesariamente implica seguir las imposiciones de un pueblo, sino más bien significa superarse a uno mismo, atravesar desafíos cada vez más complejos y seguir íntegro. Se ve en el viajero un cambio, le presencia de ideas que no están en el pueblo, sino en el itinerario – improvisado o no – que sigue durante años y que finaliza en el entendimiento de quien es, o quiere ser. “(…) La vida hay que vivirla lejos del pueblo: se progresa y se goza, y luego, al regresar, se encuentra todo nuevo”.
Entre el relato de imágenes y experiencias, el personaje principal se ve frente a la noción del paso del tiempo y a la búsqueda de quien uno puede ser, frente a cualquier prejuicio, idea o identidad de un pueblo. Se busca ser uno sin importar lo demás, aunque la propia noción del progreso se oponga a otras.

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