“Río arriba”, película dirigida y actuada por Ulises de la Orden, muestra una superposición entre ciertas búsquedas y hallazgos. Se caracteriza por el viaje que Ulises emprende hacia el norte del país con el objetivo de indagar sobre la historia de su familia, relacionada con la industria del azúcar y sus ingenios. A raíz de esto, el protagonista conoce familiares lejanos que le cuentan cómo su bisabuelo comienza el legado familiar fundando el ingenio “San Isidro”. El viajero conoce dicho lugar, hoy apropiado por una cooperativa que recuperó a la fábrica luego de la época menemista, y se encuentra con una gran industria, que alguna vez fue parte de su familia.
No obstante ello, a partir de este viaje al norte Ulises se ve frente a un hallazgo inesperado que conforma la otra cara de la historia. El protagonista se encuentra con descendientes de los coyas, un pueblo sometido por empresarios azucareros como su bisabuelo, que se van a trabajar a los ingenios (la mayoría de las veces obligados) dejando atrás a su pueblo. Incluso conoce a algunas personas que han vivido esa experiencia en carne propia y que le cuentan cómo era la vida del ingenio y cómo había sido su historia antes de ser sometidos a esos trabajos.
De esta manera, Ulises empieza a indagar cómo la vida de los ingenios afecta a los coyas. Por ejemplo, varios pobladores le cuentan que la vida en estos pueblos indígenas giraba en torno a las terrazas de cultivo, motores de su pequeña economía. Sin embargo, cuando la gente comienza a ir a trabajar a los ingenios, esas terrazas sufren un abandono tal que la economía indígena queda totalmente desmantelada y, como consecuencia, los pocos pobladores que actualmente viven en pueblos como Iruya, sufren una profunda pobreza.
En un triste encuentro con un pueblo sometido, Ulises termina comprometiéndose con una historia ajena pero propia a la vez, ya que se refiere a compatriotas a los que familias como la suya explotaron durante años. Así pues, a lo largo de la película se ve la contracara de una misma historia, el choque entre la felicidad y el crecimiento de una familia y la pobreza y extinción de muchas otras familias, de un pueblo entero.
También presenta un debate implícito sobre el crecimiento de unos pocos a costa de muchos otros, sobre el menosprecio al compatriota, al diferente, al que no tiene la misma clase de vida, a quien comparte un país. Toda la investigación que hace el protagonista, las conversaciones con la gente, el recorrido de amplios y desérticos paisajes, el choque entre esas dos realidades tan opuestas pero tan complementarias a la vez, hace de ésta una película comprometida, realista, con una importante parte de la historia de nuestro país, y a su vez propia del cine independiente. Para verla y reflexionar.
domingo, 29 de junio de 2008
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