Estado
La gente me mira mal porque sabe que he perdido la cabeza. Años pasaron desde mi última charla coherente con otro. Ni siquiera el psiquiatra me habla ya, sólo me medica y el resto depende únicamente de mí. Mi mente y yo nos entendemos, como quiera que sea. Sólo me interesa estar bien en mi mundo, lo demás se va al caño.
Porque la gente no me entendió y nunca lo va a hacer. Cualquier cosa que haga genera rechazo. En mi familia produce llanto, sobre todo cuando hablo de María. Me quieren confundir, me quieren ver mal. Me dicen que yo la maté, que ella ya no está. ¡Pero si yo la veo! ¡La siento! Y la amo tanto. Está conmigo todo el tiempo, hablándome y tejiéndome una bufanda negra. Y yo la miro. La miro y le sigo la charla, y me río de lo que dice.
Por eso no entiendo por qué mi familia viene una vez al mes y se va horrorizada. Mi hermana llora y dice que nunca me voy a recuperar. ¡Pero si yo estoy bien! Lo que pasa es que me quieren confundir, me quieren ver mal. Igual a mí no me importa, me siento refugiado en mi mente, aunque sé que lo que yo veo o pienso no tiene nada que ver con lo demás. Pero es así, mi mente es mi mundo y nadie puede entrar en él, así que qué más da.
Intenté explicárselo al psiquiatra pero nada puede él hacer. Dice que creo mundos imaginarios, y no sé cuánta cosa más. No me importa, yo estoy bien así. Lo único que me asusta es que me quieran lavar el cerebro. Sé lo que planean, están todos confabulados. Ellos me quieren confundir, me quieren ver mal.
Sobre todo cuando hablo de María. La última vez que hablé de ella fue hace como un año. Un psicólogo me hizo una consulta. Yo estaba asustado, había tenido una pesadilla. Cuando conté de qué se trataba el sueño, el analista se quedó perplejo. Había soñado que mataba a María dándole incontables puñaladas. Me había quedado el recuerdo de su sangre espesa en mis manos y del cuchillo tirado sobre la alfombra.
Después de haber contado eso el psicólogo comenzó a escribir fervientemente, mientras yo lloraba desconsolado e intentaba limpiarme las manos, porque aún sentía la sangre en mí. De repente entré en pánico y un grupo de enfermeros entró en la habitación y me inyectó algo que me durmió rápidamente…
Desperté y estaba maniatado en un cuarto blanco. Me levanté y me asomé a la puerta. Había policías haciendo guardia. Alguien me tenía prisionero, ¡me iban a matar! Tenía que escapar como sea. Pero cada vez que lo intentaba alguien a quien nunca vislumbré me dopaba, y yo dormía.
Presiento que algo extraño pasa, pero por suerte María está conmigo. Sus palabras callan a mis lágrimas. Lo que no entiendo es por qué ella no está prisionera como yo. Va y vuelve, abre las puertas de la habitación, pero yo no consigo hacer lo mismo. Son esos médicos confabulados con mi familia, que me tratan mal y no sé por qué. Lo único que me consuela es no tener más sueños y por el contrario, tenerla a ella. Todos siguen diciendo que ella murió, que yo la maté, ¡pero nadie entiende que eso fue sólo un sueño! Le voy a suplicar a María que les explique, que se haga ver y les haga entender cómo son las cosas.
Mientras tanto, yo elijo aislarme, no quiero que nadie me toque. Todos me odian, me confunden porque me quieren ver mal. No podrán.
Brote
Me levanté horrorizado. Inesperadamente, tuve un sueño terrible. Mataba al psiquiatra a golpes. ¿Cómo puede alguien ser tan violento? Yo no podría, creo… No entiendo las preguntas que me hacen los médicos. ¿Les había contado sobre mi sueño ya? No entiendo nada, no sé si es de noche o de día, qué hora es, dónde estoy. Ah, el cuarto blanco. ¿Por qué soy prisionero? Me quieren confundir, me quieren ver mal y lo sé. Cómo escapar no tengo idea. Debería luchar pero los medicamentos que me inyectan me debilitan. Sigue habiendo policía afuera.
Pero por suerte sigue estando María. Ahora teje otra cosa, no sé que es. ¿Dónde habrá quedado aquella bufanda negra? No sé qué pasa que no me habla, algo no anda bien. Aparece y desaparece, se va sin decirme a dónde ni cuándo volverá. Quiero estar con ella y no puedo. Algo me dice que debería matarla. El analista escuchó ese pensamiento… Y dijo que sólo me falta matarla psíquicamente. No entendí eso. ¡Si sólo verla me hace amarla! Paparruchadas.
Siento pasos. Son dos médicos, por lo que percibo. ¡Quieren entrar! Algo me harán y no será nada bueno. Los veo venir hacia mí. Son dos médicos con mirada amenazadora dos enfermeros cómplices tres policías enormes mi familia atrás llorando. Me acorralan y me siento débil creo que me quieren llevar a otro lugar entro en pánico me desespera no poder contra ellos no quiero que me toquen me quieren confundir me quieren hacer mal me odian me reprimen pero yo estaba bien con mi mente dicen que maté a María y al doctor también yo lo soñé pero si es verdad que hago me van a matar me quieren confundir me quieren hacer mal me quieren confundir me quieren hacer mal me quieren confundir me quieren hacer mal… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NNNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!
Perdición
Mmm… Estoy mareado… ¿Dónde estoy? Otro cuarto blanco, pero creo que más grande. ¿O será mi mente que desvaría? Tengo el cuerpo entumecido, la cabeza me da vueltas… Busco a alguien pero la habitación está vacía. No sé por qué siento murmullos si nadie me habla. No pero alguien está acá, estoy seguro. Busco, busco… nada. Intento relajarme, ¡ruidos de nuevo! ¡Ahhh! ¡Quién será! Pufff… Es María, como siempre. Pero alguien la acompaña… ¡El doctor! Bueno, al menos no estoy solo.
La gente me mira mal porque sabe que he perdido la cabeza. Años pasaron desde mi última charla coherente con otro. Ni siquiera el psiquiatra me habla ya, sólo me medica y el resto depende únicamente de mí. Mi mente y yo nos entendemos, como quiera que sea. Sólo me interesa estar bien en mi mundo, lo demás se va al caño.
Porque la gente no me entendió y nunca lo va a hacer. Cualquier cosa que haga genera rechazo. En mi familia produce llanto, sobre todo cuando hablo de María. Me quieren confundir, me quieren ver mal. Me dicen que yo la maté, que ella ya no está. ¡Pero si yo la veo! ¡La siento! Y la amo tanto. Está conmigo todo el tiempo, hablándome y tejiéndome una bufanda negra. Y yo la miro. La miro y le sigo la charla, y me río de lo que dice.
Por eso no entiendo por qué mi familia viene una vez al mes y se va horrorizada. Mi hermana llora y dice que nunca me voy a recuperar. ¡Pero si yo estoy bien! Lo que pasa es que me quieren confundir, me quieren ver mal. Igual a mí no me importa, me siento refugiado en mi mente, aunque sé que lo que yo veo o pienso no tiene nada que ver con lo demás. Pero es así, mi mente es mi mundo y nadie puede entrar en él, así que qué más da.
Intenté explicárselo al psiquiatra pero nada puede él hacer. Dice que creo mundos imaginarios, y no sé cuánta cosa más. No me importa, yo estoy bien así. Lo único que me asusta es que me quieran lavar el cerebro. Sé lo que planean, están todos confabulados. Ellos me quieren confundir, me quieren ver mal.
Sobre todo cuando hablo de María. La última vez que hablé de ella fue hace como un año. Un psicólogo me hizo una consulta. Yo estaba asustado, había tenido una pesadilla. Cuando conté de qué se trataba el sueño, el analista se quedó perplejo. Había soñado que mataba a María dándole incontables puñaladas. Me había quedado el recuerdo de su sangre espesa en mis manos y del cuchillo tirado sobre la alfombra.
Después de haber contado eso el psicólogo comenzó a escribir fervientemente, mientras yo lloraba desconsolado e intentaba limpiarme las manos, porque aún sentía la sangre en mí. De repente entré en pánico y un grupo de enfermeros entró en la habitación y me inyectó algo que me durmió rápidamente…
Desperté y estaba maniatado en un cuarto blanco. Me levanté y me asomé a la puerta. Había policías haciendo guardia. Alguien me tenía prisionero, ¡me iban a matar! Tenía que escapar como sea. Pero cada vez que lo intentaba alguien a quien nunca vislumbré me dopaba, y yo dormía.
Presiento que algo extraño pasa, pero por suerte María está conmigo. Sus palabras callan a mis lágrimas. Lo que no entiendo es por qué ella no está prisionera como yo. Va y vuelve, abre las puertas de la habitación, pero yo no consigo hacer lo mismo. Son esos médicos confabulados con mi familia, que me tratan mal y no sé por qué. Lo único que me consuela es no tener más sueños y por el contrario, tenerla a ella. Todos siguen diciendo que ella murió, que yo la maté, ¡pero nadie entiende que eso fue sólo un sueño! Le voy a suplicar a María que les explique, que se haga ver y les haga entender cómo son las cosas.
Mientras tanto, yo elijo aislarme, no quiero que nadie me toque. Todos me odian, me confunden porque me quieren ver mal. No podrán.
Brote
Me levanté horrorizado. Inesperadamente, tuve un sueño terrible. Mataba al psiquiatra a golpes. ¿Cómo puede alguien ser tan violento? Yo no podría, creo… No entiendo las preguntas que me hacen los médicos. ¿Les había contado sobre mi sueño ya? No entiendo nada, no sé si es de noche o de día, qué hora es, dónde estoy. Ah, el cuarto blanco. ¿Por qué soy prisionero? Me quieren confundir, me quieren ver mal y lo sé. Cómo escapar no tengo idea. Debería luchar pero los medicamentos que me inyectan me debilitan. Sigue habiendo policía afuera.
Pero por suerte sigue estando María. Ahora teje otra cosa, no sé que es. ¿Dónde habrá quedado aquella bufanda negra? No sé qué pasa que no me habla, algo no anda bien. Aparece y desaparece, se va sin decirme a dónde ni cuándo volverá. Quiero estar con ella y no puedo. Algo me dice que debería matarla. El analista escuchó ese pensamiento… Y dijo que sólo me falta matarla psíquicamente. No entendí eso. ¡Si sólo verla me hace amarla! Paparruchadas.
Siento pasos. Son dos médicos, por lo que percibo. ¡Quieren entrar! Algo me harán y no será nada bueno. Los veo venir hacia mí. Son dos médicos con mirada amenazadora dos enfermeros cómplices tres policías enormes mi familia atrás llorando. Me acorralan y me siento débil creo que me quieren llevar a otro lugar entro en pánico me desespera no poder contra ellos no quiero que me toquen me quieren confundir me quieren hacer mal me odian me reprimen pero yo estaba bien con mi mente dicen que maté a María y al doctor también yo lo soñé pero si es verdad que hago me van a matar me quieren confundir me quieren hacer mal me quieren confundir me quieren hacer mal me quieren confundir me quieren hacer mal… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NNNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!
Perdición
Mmm… Estoy mareado… ¿Dónde estoy? Otro cuarto blanco, pero creo que más grande. ¿O será mi mente que desvaría? Tengo el cuerpo entumecido, la cabeza me da vueltas… Busco a alguien pero la habitación está vacía. No sé por qué siento murmullos si nadie me habla. No pero alguien está acá, estoy seguro. Busco, busco… nada. Intento relajarme, ¡ruidos de nuevo! ¡Ahhh! ¡Quién será! Pufff… Es María, como siempre. Pero alguien la acompaña… ¡El doctor! Bueno, al menos no estoy solo.