miércoles, 28 de mayo de 2008

El dilema de Geertz

Geertz plantea la dificultad que hay en la veracidad de un estudio antropológico. Es complejo, para el antropólogo como hombre, “impregnarse” con elementos de objeto de estudio y, acto seguido, construir una descripción objetiva. Es práctica y simplemente imposible estudiar formas humanas sin ser humano, como también producir ciencia objetivamente, separándose de la propia subjetividad.
Tan sólo en el establecimiento de la firma del estudio etnográfico se impone una impronta subjetiva, individual, que choca con el objetivo de retratar una cultura tal cual es. Incluso la propia observación está condicionada: la posición del antropólogo frente a lo que ve, cómo lo ve, qué busca en la observación, cómo la describe y cómo la inscribe.
Dilema a mi entender irresoluble, se presenta ante mí como algo que me sobrepasa. ¿Cómo hacer una descripción objetiva sin ser quien uno es? Es imposible. Quizás, una vía plausible para ello, sea dejar que las ideas fluyan, olvidarme de la posición que tengo frente a lo que observo, y simplemente mirar, presentir, dejarme empapar por lo ajeno. Y escribir.

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