Tras la frustrada experiencia con la proyección de “Puna”, salí del Palaice de Glace para dar una vuelta. Eran las 17 hs y tenía una hora libre, ya que a las 18 hs iría a ver un concierto de jazz de la banda “Les amateurs”. No quería perdérmelo por nada del mundo, ya que siempre fui amante del género.
Me fui a una plaza que está en frente de aquel lugar porque había una enorme feria. Siempre me gustaron esos lugares, atraen a gente muy variada y me recuerdan a una época no tan lejana. Mientras me internaba en esos pasillos, evocaba recuerdos del comienzo de mi adolescencia, plagada de ropajes hindúes y de colores varios que hoy son sólo un recuerdo. Mientras caminaba escuchaba lenguajes diversos que, flotando en el aire, conformaban una melodía agradable. Me dejaba llevar por ciertas frases en inglés, que continuamente traducía para mis adentros mientras seguía un rumbo indefinido por aquel lugar.
Tras un largo rato de caminata volví al Palaice de Glace. Me senté en el fondo de un ambiente preparado como auditorio y esperé. A las 18:10 hs, un grupo de gente subió al escenario y comenzó a tocar. Extrañas notas brotaban de los instrumentos que, en conjunto, producían melodías rarísimas, con un ritmo imposible de seguir. Lo inesperado caracterizaba a esta banda, ya que ni bien llegaba a acostumbrarme a un sonido o a un ritmo, aparecía otro nuevo.
El concierto duró una hora, aunque me hubiera gustado que dure más. Al salir me pregunté que hubiera pasado si al llegar al Palaice de Glace no me hubiera chocado con ese pequeño cartel que anunciaba a “Les amateurs”. Oírlos me había transformado, eran lo que estaba buscando y lo que yo misma soñaba hacer.
Intentando rememorar el momento me fui caminando por Callao hasta M. T de Alvear, donde pretendía tomarme el colectivo. Definitivamente disfruté mucho de aquel día, que fue distinto y me hizo sentir muy bien. Y respecto a esas melodías, con sus proliferantes notas… aún las busco en mi mente y, cuando logro recordar, me siento tan relajada y feliz como en aquel preciso instante.
Me fui a una plaza que está en frente de aquel lugar porque había una enorme feria. Siempre me gustaron esos lugares, atraen a gente muy variada y me recuerdan a una época no tan lejana. Mientras me internaba en esos pasillos, evocaba recuerdos del comienzo de mi adolescencia, plagada de ropajes hindúes y de colores varios que hoy son sólo un recuerdo. Mientras caminaba escuchaba lenguajes diversos que, flotando en el aire, conformaban una melodía agradable. Me dejaba llevar por ciertas frases en inglés, que continuamente traducía para mis adentros mientras seguía un rumbo indefinido por aquel lugar.
Tras un largo rato de caminata volví al Palaice de Glace. Me senté en el fondo de un ambiente preparado como auditorio y esperé. A las 18:10 hs, un grupo de gente subió al escenario y comenzó a tocar. Extrañas notas brotaban de los instrumentos que, en conjunto, producían melodías rarísimas, con un ritmo imposible de seguir. Lo inesperado caracterizaba a esta banda, ya que ni bien llegaba a acostumbrarme a un sonido o a un ritmo, aparecía otro nuevo.
El concierto duró una hora, aunque me hubiera gustado que dure más. Al salir me pregunté que hubiera pasado si al llegar al Palaice de Glace no me hubiera chocado con ese pequeño cartel que anunciaba a “Les amateurs”. Oírlos me había transformado, eran lo que estaba buscando y lo que yo misma soñaba hacer.
Intentando rememorar el momento me fui caminando por Callao hasta M. T de Alvear, donde pretendía tomarme el colectivo. Definitivamente disfruté mucho de aquel día, que fue distinto y me hizo sentir muy bien. Y respecto a esas melodías, con sus proliferantes notas… aún las busco en mi mente y, cuando logro recordar, me siento tan relajada y feliz como en aquel preciso instante.
1 comentario:
yo tambien fui a ver a Les Amateurs :) jaja
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